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sábado, 28 de mayo de 2011

Superwoobinda, de Aldo Nove (ficciones experimentales)



El libro está formado por 48 relatos divididos en 9 “lotes” (sic), y en la parte final se han añadido otras 4 historias un poco más extensas que el resto, pero de igual temática y estilo. El conjunto resultante la verdad es que es capaz de sorprender hasta al más reticente, si bien es cierto que el gran número de historias, siendo tan breves además, hace que al final nos quede un poco la sensación de estar ante un libro de chistes, pero la verdad es que tiene gracia y originalidad. Tampoco es que sea un libro de una gran profundidad, pero siempre hay tiempo para hacer alguna crítica social, sobretodo relacionada con la televisión y con la forma que tiene ésta de frivolizar algunos temas, también habla sobre el consumismo y sobre algunos (detestables) comportamientos humanos. Quizá hay algún momento en el que, pasado el efecto sorpresa, parece que el libro no nos lleva hacia ningún lado, pero lo cierto es que cuando sucede eso siempre hay algún momento en el que nos vuelve a sorprender con alguna historia absolutamente delirante o cualquier barbaridad que se le ocurra al autor, que no son pocas. Y es que las ocurrencias que desfilan a lo largo de las páginas a veces son antológicas.

Otra pequeña pega es que el libro es muy “italiano”. Ante nuestros ojos desfilan un montón de personajes de la televisión y el cine italianos, escritores, cantantes, políticos y productos italianos, todo ambientado en la década de los 90. Pero por suerte la editorial se ha encargado de insertar comentarios a pie de página para que los que no estamos muy puestos en la sociedad y la farándula italiana.

Esta incestuosa orgía sanguinaria, violenta y caótica que es este libro es una propuesta bastante innovadora, no sólo en el fondo, sino también en la forma. En varias ocasiones se terminan los relatos a mitad de frase o se deja sin terminar una palabra, o en otras ocasiones se prescinde de signos de puntuación expresamente, lo que hace incómoda la lectura. Imaginamos que el autor ha querido también ser rompedor en este sentido, pero no siempre es un hecho muy productivo, es más, en determinados casos es muy molesto. Pero estos no son sino pequeños baches que no nos impedirán disfrutar de esta montaña rusa llamada Superwoobinda.

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