Sinopsis
Laura, joven tijuanense, o Laura, joven mexicana, o Laura, joven, o Laura, ser humano, quiere convertirse en reina de belleza de su estado. Busca la fama, el glamour, la popularidad, sueña con ser una estrella como las de los pósters que tiene en su pared. O tal vez, solo sueña con salir de la pobreza para poder ayudar a su padre y hermano.
Gerardo Naranjo, presentó en este Festival su cuarto largometraje titulado Miss Bala. Bajo el escenario del narcotráfico, el crimen organizado y la corrupción política el director hace una declaración sobre el deplorable estado espiritual en el que se encuentra el ser humano. La película que estuvo en el pasado Festival de Cannes no denuncia o critica al gobierno, denuncia e ilustra a la sociedad en general.
Los ojos de la protagonista no se ven, no tiene cara, como todos los muertos de esta guerra que día a día forman parte de una cifra más. La cámara sigue su espalda un buen rato, hasta que sobre un puente y mirando al mar Laura voltea para que la conozcamos. Sonriente y soñadora solo quiere convertirse en Miss Baja California.
Junto con su amiga Suzu, Laura hace la prueba para el concurso con un modesto vestido que cuida con gran esfuerzo. Ni se imagina que está a punto de iniciar un viaje del que será difícil volver. Entrará en un mundo desconocido pero existente y el gran acierto de la película es retratarlo con gran verosimilitud.
Al espectador lo sacude imaginar que lo que ve existe, Miss Bala no es una película clásica de gángsters, los maleantes no son como el Henry Hill o el James Conway de Scorsese, bonachones y matones buena onda. El Lino, narcotraficante que adopta a la fuerza a Laura, es un tipo real, feo, chaparro, rengo y sanguinario, sin embargo, lo que hace no le divierte, es simplemente parte de su trabajo.
Laura se topa con Lino en el baño de un antro al que va por casualidad, por destino o por desgracia, ella solo estaba buscando a su amiga Suzu. A raíz de este encuentro Laura irá cayendo en una vorágine interminable de violencia, hasta el punto de no poder salir del hoyo. Naranjo lo deja claro cuando Laura abandona su modesto vestido tirado en el baño, el sueño original ya nunca podrá ser cumplido. En cambio a Laura le vienen experiencias relacionadas con el contrabando de dinero a Estados Unidos, las balaceras debajo de los grandes puentes de concreto, relaciones sexuales obligadas y el exilio de su familia.
Después de la primera balacera que presencia, Lino la deja escapar pero su insistencia en buscar a su amiga la llevará de regreso al gángster. Justo antes de preguntarle a un policía de tránsito alguna información Laura se encuentra en un bar en la costa, el mar es un lugar que al director le gusta retratar desde Dramamex, tal vez por que es un espacio en donde se está en contacto con el resto del mundo, Laura está ahí, cerca del mundo, libre todavía pero decide ir tierra adentro. El policía de tránsito es uno más en las redes del narco y la lleva de regreso con El Lino, Laura terminará de iniciar el viaje al aceptar hacer un “jale”, de ahí en adelante ella ya no es la dueña de su destino.
Gerardo Naranjo ha filmado una película que será un parte aguas en su carrera como director. Con el oficio adquirido después de dirigir tres largometrajes, aprovecha con maestría una situación existente en el país, sin embargo, no es, como ya se mencionó una cinta que critica las cualidades políticas de este conflicto.
Miss Bala es una obra de arte inteligente. Desnuda la putrefacción de la sociedad contemporánea y la bajísima calidad moral del ser humano utilizando casi a la perfección las herramientas que el cine proporciona.
A través de elegantes planos secuencia, la fotografía, a cargo de Mátyás Erdély, captura sin error alguno las escenas hiperrealistas que están perfectamente coreografiadas y montadas. Es la cámara la que se encarga de dejar claro que lo retratado sucede en la vida real, es observadora y omnipresente, no discrimina lo que sucede afuera de las vidas de los protagonistas. En una misma toma puede mostrar a unas quinceañeras en una limosina, seguidas de un convoy de trocas de la policía para después ver entrar en el cuadro a las camionetas de agentes de la D.E.A. que siguen a Laura, afirmando que lo que le pasa a la protagonista le puede suceder a quien sea.
El escenario físico es Tijuana, pero podría no saberse el nombre del lugar, no es una ciudad, pero tampoco es un pueblo, donde hay modernos puentes de concreto y viejos puentes peatonales, es un lugar sin identidad. Como el pueblo mexicano, que no sabe quién es, así son también los protagonistas, Laura y El Lino, bombardeados de imágenes glamorosas, con los medios restregándoles una riqueza que ellos no tienen, casi obligados a convertirse en lo que se convierten.
El diseño sonoro no ilustra las imágenes sino que hace una síncresis perfecta con las imágenes. También es hiperrealista (balaceras incluidas) e incluso es más incluyente que la fotografía con los sonidos emitidos fuera de la trama central. Extradiegéticamente incluye una música/sonido aterrador que sube de intensidad conforme los largos planos secuencia se desarrollan hasta que saturan la escena, no solo desesperan y estresan al espectador sino que ilustran la abrumada vida de los protagonistas.
Miss Bala no pretende ejemplificar burdamente la “guerra del narco” como lo hacen los noticieros de la televisión. Pretende emocionar (no en el buen sentido) al espectador a través del arte, utilizando historias verídicas para crear personajes cinematográficos entrañables. Pretende dejar claro que los muertos no son una cifra más, y que la angustia que provoca la película es sentida por miles de personas inocentes que han sido alcanzadas por las balas de los policías o los malucos. A cualquiera le puede pasar y la sociedad seguirá pretendiendo que es solo una noticia más presentada en la televisión.
Laura, joven tijuanense, o Laura, joven mexicana, o Laura, joven, o Laura, ser humano, quiere convertirse en reina de belleza de su estado. Busca la fama, el glamour, la popularidad, sueña con ser una estrella como las de los pósters que tiene en su pared. O tal vez, solo sueña con salir de la pobreza para poder ayudar a su padre y hermano.
Gerardo Naranjo, presentó en este Festival su cuarto largometraje titulado Miss Bala. Bajo el escenario del narcotráfico, el crimen organizado y la corrupción política el director hace una declaración sobre el deplorable estado espiritual en el que se encuentra el ser humano. La película que estuvo en el pasado Festival de Cannes no denuncia o critica al gobierno, denuncia e ilustra a la sociedad en general.
Los ojos de la protagonista no se ven, no tiene cara, como todos los muertos de esta guerra que día a día forman parte de una cifra más. La cámara sigue su espalda un buen rato, hasta que sobre un puente y mirando al mar Laura voltea para que la conozcamos. Sonriente y soñadora solo quiere convertirse en Miss Baja California.
Junto con su amiga Suzu, Laura hace la prueba para el concurso con un modesto vestido que cuida con gran esfuerzo. Ni se imagina que está a punto de iniciar un viaje del que será difícil volver. Entrará en un mundo desconocido pero existente y el gran acierto de la película es retratarlo con gran verosimilitud.
Al espectador lo sacude imaginar que lo que ve existe, Miss Bala no es una película clásica de gángsters, los maleantes no son como el Henry Hill o el James Conway de Scorsese, bonachones y matones buena onda. El Lino, narcotraficante que adopta a la fuerza a Laura, es un tipo real, feo, chaparro, rengo y sanguinario, sin embargo, lo que hace no le divierte, es simplemente parte de su trabajo.
Laura se topa con Lino en el baño de un antro al que va por casualidad, por destino o por desgracia, ella solo estaba buscando a su amiga Suzu. A raíz de este encuentro Laura irá cayendo en una vorágine interminable de violencia, hasta el punto de no poder salir del hoyo. Naranjo lo deja claro cuando Laura abandona su modesto vestido tirado en el baño, el sueño original ya nunca podrá ser cumplido. En cambio a Laura le vienen experiencias relacionadas con el contrabando de dinero a Estados Unidos, las balaceras debajo de los grandes puentes de concreto, relaciones sexuales obligadas y el exilio de su familia.
Después de la primera balacera que presencia, Lino la deja escapar pero su insistencia en buscar a su amiga la llevará de regreso al gángster. Justo antes de preguntarle a un policía de tránsito alguna información Laura se encuentra en un bar en la costa, el mar es un lugar que al director le gusta retratar desde Dramamex, tal vez por que es un espacio en donde se está en contacto con el resto del mundo, Laura está ahí, cerca del mundo, libre todavía pero decide ir tierra adentro. El policía de tránsito es uno más en las redes del narco y la lleva de regreso con El Lino, Laura terminará de iniciar el viaje al aceptar hacer un “jale”, de ahí en adelante ella ya no es la dueña de su destino.
Gerardo Naranjo ha filmado una película que será un parte aguas en su carrera como director. Con el oficio adquirido después de dirigir tres largometrajes, aprovecha con maestría una situación existente en el país, sin embargo, no es, como ya se mencionó una cinta que critica las cualidades políticas de este conflicto.
Miss Bala es una obra de arte inteligente. Desnuda la putrefacción de la sociedad contemporánea y la bajísima calidad moral del ser humano utilizando casi a la perfección las herramientas que el cine proporciona.
A través de elegantes planos secuencia, la fotografía, a cargo de Mátyás Erdély, captura sin error alguno las escenas hiperrealistas que están perfectamente coreografiadas y montadas. Es la cámara la que se encarga de dejar claro que lo retratado sucede en la vida real, es observadora y omnipresente, no discrimina lo que sucede afuera de las vidas de los protagonistas. En una misma toma puede mostrar a unas quinceañeras en una limosina, seguidas de un convoy de trocas de la policía para después ver entrar en el cuadro a las camionetas de agentes de la D.E.A. que siguen a Laura, afirmando que lo que le pasa a la protagonista le puede suceder a quien sea.
El escenario físico es Tijuana, pero podría no saberse el nombre del lugar, no es una ciudad, pero tampoco es un pueblo, donde hay modernos puentes de concreto y viejos puentes peatonales, es un lugar sin identidad. Como el pueblo mexicano, que no sabe quién es, así son también los protagonistas, Laura y El Lino, bombardeados de imágenes glamorosas, con los medios restregándoles una riqueza que ellos no tienen, casi obligados a convertirse en lo que se convierten.
El diseño sonoro no ilustra las imágenes sino que hace una síncresis perfecta con las imágenes. También es hiperrealista (balaceras incluidas) e incluso es más incluyente que la fotografía con los sonidos emitidos fuera de la trama central. Extradiegéticamente incluye una música/sonido aterrador que sube de intensidad conforme los largos planos secuencia se desarrollan hasta que saturan la escena, no solo desesperan y estresan al espectador sino que ilustran la abrumada vida de los protagonistas.
Miss Bala no pretende ejemplificar burdamente la “guerra del narco” como lo hacen los noticieros de la televisión. Pretende emocionar (no en el buen sentido) al espectador a través del arte, utilizando historias verídicas para crear personajes cinematográficos entrañables. Pretende dejar claro que los muertos no son una cifra más, y que la angustia que provoca la película es sentida por miles de personas inocentes que han sido alcanzadas por las balas de los policías o los malucos. A cualquiera le puede pasar y la sociedad seguirá pretendiendo que es solo una noticia más presentada en la televisión.
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