El pensamiento débil es un concepto acuñado por Gianni Vattimo confluyente con el movimiento intelectual más genérico de la postmodernidad y también el más influyente en las décadas de 1980 y 1990. Su perspectiva es en cierto modo “relativista”, y valora especialmente la multiculturalidad. El pensamiento débil comparte algunos rasgos con la deconstrucción (Jacques Derrida), en cuanto a la libertad de interpretación no sujeta a una lógica muy cerrada. También está presente en la crisis de las ideologías de finales del siglo XX, considerándose a veces como elemento intelectual del eclecticismo político de la llamada tercera vía (Anthony Giddens).
Definición del pensamiento débil
Según el propio Vattimo, el pensamiento débil se definiría: "Frente a una lógica férrea y unívoca, necesidad de dar libre curso a la interpretación; frente a una política monolítica y vertical del partido, necesidad de apoyar a los movimientos sociales trasversales; frente a la soberbia de la vanguardia artística, recuperación de un arte popular y plural; frente a una Europa etnocéntrica, una visión mundial de las culturas".
El fin de la modernidad
Desde el fracaso absoluto de las ideologías más relevantes en la historia de las sociedades, que en el siglo pasado se evidenció más que nunca, se ha querido encontrar la causa de la ineficiencia de tales sistemas de pensamiento. Mentes agudas y lúcidas se afanaron en tal menester, y en general, se advirtió que una voluntad de modernidad voraz, que fundamentaba la mayoría de estos paradigmas motivada siempre en rompimientos revolucionarios, en aras de una idea de progreso total era el que descomponía cualquier posibilidad de satisfacción, con referencia a la obtención del máximo bienestar de vida para los seres humanos. Los devastadores conflictos bélicos y los holocaustos terribles del siglo XX, han sido más que elocuentes en el sentido de que tal vereda de civilización no es la más conveniente, en lo absoluto. De acuerdo a lo anterior y tomando como punto de partida una lectura inédita y valiente de los filósofos que anunciaron el fin de la metafísica, Nietzsche y Heidegger, el italiano Gianni Vattimo discípulo del gran Hans-George Gadamer, se encargo por su propia cuenta de concebir una alternativa de teorización en donde: de acuerdo a la referencia de Nietzsche acerca del ámbito de la decadencia de Occidente, en virtud de su agotamiento intelectual; y tratando de paliar y recomponer el olvido del ser que ha acontecido en los discursos filosóficos imperantes hasta nuestra actualidad como lo ha manejado Heidegger; Vattimo estructura un discurso “débil” que no trata de revolucionar, ni de imponer absolutamente nada; si no más bien, de abrirse por completo a un ininterrumpido diálogo hermenéutico con todas las disciplinas, las ideologías y las ciencias, para permear al ser comunicacional que nos corresponde, con una diversidad integral que ofrezca plenitud y libertad de ser sin límites.
Ética e interpretación
Gianni Vattimo no renuncia así, a la utilización de los términos y la estructura de los discursos metafísicos obsoletos, puesto que probablemente sean los únicos posibles para nosotros. Y sin embargo evadiéndoles toda rotundidad, dimensionándolos en un ámbito dialogal permanente de sano relativismo, Vattimo logra sortear todo peligro nihilista, para acceder y recuperar pero ahora con un positivo talante crítico posmoderno discursos que se tenían ya por perdidos, como por ejemplo el de la creencia religiosa. De tal suerte que el pensamiento débil es una propuesta que integra en su composición el cuidado, la voluntad ética del reconocimiento y el respeto tolerante de las demás perspectivas humanas, y sin renunciar a mirar hacia lo trascendente; pero ya no vociferando dogmas nunca más, sino mejor asumiendo el valor de escuchar e interpretar el milagroso silencio del mundo, en todas las voces.
Definición del pensamiento débil
Según el propio Vattimo, el pensamiento débil se definiría: "Frente a una lógica férrea y unívoca, necesidad de dar libre curso a la interpretación; frente a una política monolítica y vertical del partido, necesidad de apoyar a los movimientos sociales trasversales; frente a la soberbia de la vanguardia artística, recuperación de un arte popular y plural; frente a una Europa etnocéntrica, una visión mundial de las culturas".
El fin de la modernidad
Desde el fracaso absoluto de las ideologías más relevantes en la historia de las sociedades, que en el siglo pasado se evidenció más que nunca, se ha querido encontrar la causa de la ineficiencia de tales sistemas de pensamiento. Mentes agudas y lúcidas se afanaron en tal menester, y en general, se advirtió que una voluntad de modernidad voraz, que fundamentaba la mayoría de estos paradigmas motivada siempre en rompimientos revolucionarios, en aras de una idea de progreso total era el que descomponía cualquier posibilidad de satisfacción, con referencia a la obtención del máximo bienestar de vida para los seres humanos. Los devastadores conflictos bélicos y los holocaustos terribles del siglo XX, han sido más que elocuentes en el sentido de que tal vereda de civilización no es la más conveniente, en lo absoluto. De acuerdo a lo anterior y tomando como punto de partida una lectura inédita y valiente de los filósofos que anunciaron el fin de la metafísica, Nietzsche y Heidegger, el italiano Gianni Vattimo discípulo del gran Hans-George Gadamer, se encargo por su propia cuenta de concebir una alternativa de teorización en donde: de acuerdo a la referencia de Nietzsche acerca del ámbito de la decadencia de Occidente, en virtud de su agotamiento intelectual; y tratando de paliar y recomponer el olvido del ser que ha acontecido en los discursos filosóficos imperantes hasta nuestra actualidad como lo ha manejado Heidegger; Vattimo estructura un discurso “débil” que no trata de revolucionar, ni de imponer absolutamente nada; si no más bien, de abrirse por completo a un ininterrumpido diálogo hermenéutico con todas las disciplinas, las ideologías y las ciencias, para permear al ser comunicacional que nos corresponde, con una diversidad integral que ofrezca plenitud y libertad de ser sin límites.
Ética e interpretación
Gianni Vattimo no renuncia así, a la utilización de los términos y la estructura de los discursos metafísicos obsoletos, puesto que probablemente sean los únicos posibles para nosotros. Y sin embargo evadiéndoles toda rotundidad, dimensionándolos en un ámbito dialogal permanente de sano relativismo, Vattimo logra sortear todo peligro nihilista, para acceder y recuperar pero ahora con un positivo talante crítico posmoderno discursos que se tenían ya por perdidos, como por ejemplo el de la creencia religiosa. De tal suerte que el pensamiento débil es una propuesta que integra en su composición el cuidado, la voluntad ética del reconocimiento y el respeto tolerante de las demás perspectivas humanas, y sin renunciar a mirar hacia lo trascendente; pero ya no vociferando dogmas nunca más, sino mejor asumiendo el valor de escuchar e interpretar el milagroso silencio del mundo, en todas las voces.
Muy bien, excelente reflexión. Felicidades es una visión que sistematiza lo que se abre de posibilidades con el siglo XXI.
ResponderEliminarGracias Pascual. Muchos saludos. Un abrazo.
ResponderEliminar