SEGUNDA REFLEXIÓN
Elecciones 2012
ENSAYO SOBRE LA LUCIDEZ DE JOSÉ SARAMAGO
Quien vota, reina.
Víctor Hugo
En febrero de
2004, José Saramago impartió por segunda vez en México la Cátedra
Alfonso Reyes, en
el Tecnológico de Monterrey. Después de dicha participación el FCE (Fondo de
cultura económica) y el ITESM (Instituto tecnológico de estudios superiores de
Monterrey), publicaron una coedición de dichas conferencias en octubre de 2006.
El título del libro se llamó: El nombre y la cosa. En la segunda
conferencia titulada El despertar de las
democracias ciegas, el Nóbel portugués, pasó revista a dos
novelas que tratan temas estrictamente políticos, la primera es 1984 de Orwell y la segunda Un mundo feliz de Huxley, dichas narraciones
le sirvieron a Saramago para mencionarnos que él también ha seguido la veta de
la literatura política en algunas de sus obras. Ejemplo de esto son las novelas:
La Caverna primero y después el Ensayo sobre la lucidez.
En palabras del mismo autor, Ensayo
sobre la lucidez (2004) trata de una ciudad desconocida en la que un 83 por
ciento de los ciudadanos, por motivos inicialmente desconocidos, vota en
blanco. Una manifestación donde los ciudadanos estuvieran diciendo:
“Hemos venido aquí a votar años y años, siempre con
la idea de que una opción política e ideológica manifestada en un papel
mediante una pequeña cruz en un cuadro, decidiría algo sobre el país al que
pertenecemos, del que somos ciudadanos. Pero nos damos cuenta de que el tiempo
pasa, las generaciones se suceden y nada cambia. Y como nada cambia venimos
aquí a decir que: o ustedes, quienes tienen el poder, se deciden a hacer algo,
o votamos en blanco”.
Dicho libro ha sido objeto de fuertes críticas y ha estereotipado a José
Saramago como un escritor panfletario, que ha decrecido en el arte de la
literatura, cada lector tendrá que juzgarlo por su cuenta. Lo que si es
interesante discutir aquí ¾ahora
en tiempos de elecciones¾, es
la reflexión del voto en blanco a la que alude el escritor en aquella ciudad
desconocida.
Para los optimistas, el voto ejercido en la urna electoral garantiza el
bienestar de la sociedad; dice el epígrafe del escritor francés al inicio de
este escrito: Quien vota, reina. Sin
duda la votación ciudadana legitima la democracia formal, pero y la democracia
sustancial dónde queda. Los críticos acérrimos del voto en blanco plantean que
anularlo no sirve para nada. Vayamos por partes. Digamos en primer lugar que
anular el voto es una posibilidad que nos brinda la ley electoral. Elegir a un
candidato con respecto a otro, es también otra de las posibilidades. Como
ciudadanos, tenemos la obligación de votar libremente y elegir una de las
posibilidades que nos ofrece la ley. Anular no es ilegal, sino que es un
derecho. El derecho de elegir libremente dentro de las posibilidades
existentes. El voto en blanco que plantea Saramago en su novela, es una
protesta. Una acción política organizada de la mayoría de los ciudadanos
inconformes. ¿Qué no sirve para nada? Acaso manifestar una inconformidad de
manera organizada, pacifica y por la vía legal no es ejercer la democracia. La
democracia es la voz del pueblo que se transforma en decisiones y se practica a
través de las instituciones. El voto en blanco es la protesta de los ciudadanos
de manera pacifica ejercida a través del Instituto electoral. Un acto político sui generis, cierto, pero sin duda un
acto democrático. Que la sociedad civil de un país se organice para hacer una declaración
de inconformidad por medio del ciberespacio ¾ya
sea con correos electrónicos, videos en Youtube
y blogs¾ y de
los diferentes medios de comunicación es una nueva forma de la naciente
política del siglo XXI.
Desaprobar algo que se hace mal, pedir la rendición de cuentas a
nuestros gobernantes y rechazarlos por su bajo desempeño, no es acaso una acción
política de la democracia.
Denise Dresser, politóloga mexicana, nos informa en un video de Internet
llamado Reporte Índigo, Código Dresser: http://www.youtube.com/watch?v=cWZgM3_q70Q, que
las últimas encuestas de la
Secretaria de gobernación demuestran que sólo el 4 por ciento
de la población mexicana cree en los partidos políticos, y otra minoría del 10
por ciento cree que los legisladores legislan a su favor. Por su parte María del Carmen Alanís del
Tribunal Electoral Mexicano, ha señalado que posiblemente la abstención de la
ciudadanía podría ascender en las elecciones al 70 por ciento o más. ¿Para qué votar
por votar, sino nos sentimos representados por los candidatos que hemos elegido?
¿No es acaso mejor protestar silenciosamente por la vía legal del voto en
blanco, cuestionando la democracia formal? Lo que los ciudadanos queremos es
democracia sustancial, sentirnos representados. Desde luego que anular el voto
encona a la clase política, pero ellos deben tener presente y reflexionar que
algo andan haciendo muy mal, para que sólo tengan el 4 por ciento de
credibilidad a nivel nacional.
Un solo voto en blanco no serviría para nada, lo interesante de esta acción es
la movilización masiva, el ensayo de lucidez de los ciudadanos. La forma legal, pacífica y ordenada de hacerse oír a
través del silencio de la anulación de la boleta. La democracia es la voz del
pueblo que pide ser escuchada.
El
abstencionismo es incumplir con la obligación de votar como ciudadanos, y además,
una fuerte posibilidad de pasarle votos al partido dominante sino acudimos a
las urnas. Elegir a un partido político menor, que sabemos que no va obtener la
victoria, es solapar con nuestra elección, el sueldo de más burocracia por la
representación proporcional.
El Ensayo sobre la ludicez de José Saramago, podrá ser para
los críticos literarios un panfleto, pero sin duda es una novela con una idea
profunda, un libro que hace reflexionar, una mirada que nos muestra el
escenario político analizado con agudeza.
Con debates, análisis
de los errores, reflexiones, y conclusiones inesperadas se ha construido el
avance de los pueblos. El Nóbel portugués no pretende otra cosa que hacernos
pensar, cuestionar las fallas de las democracias no para minarlas, sino para
hacerlas crecer.
La novela Ensayo sobre la lucidez, representa una exhortación a
todos los ciudadanos de las democracias formales ¾gobernantes y
gobernados¾, y a la vez un cuestionamiento sobre ¿cómo podemos hacerle, para que la
democracia formal se transforme en democracia sustantiva?
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