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martes, 15 de septiembre de 2009

15 de septiembre, un buen día para reflexionar sobre nuestra patria y también, sobre la inteligencia mexicana



Por primera vez al mexicano
se le plantea vida e historia como algo
que hay que inventar de pies a cabeza.

Octavio Paz



“La «inteligencia» mexicana, en su conjunto, no ha podido o no ha sabido utilizar las armas propias del intelectual: la critica, el examen, el juicio”. Así cuestionaba Octavio Paz a la inteligencia del mexicano en su libro: El laberinto de la Soledad (1950).
Después de la creación de la Universidad Nacional de México mejor conocida más tarde como la UNAM, por Justo Sierra (1910), José Vasconcelos trató de dar las líneas por donde la identidad mexicana debería de conducirse para lograr un desarrollo integral como nación. Al lema positivista de: “Amor, orden y progreso”, opuso “Por mi raza hablará el espíritu”.
De la cuestión técnica aplicada a la resolución de problemas inmediatos, Vasconcelos prefirió reflexionar sobre nuestra intimidad como raza de mestizos y tratar de dar así con su libro La raza cósmica (1925) una unidad nacional.
En 1934 se publica El perfil del hombre y la cultura en México de Samuel Ramos, donde se aborda directamente algunos de los malestares del ser mexicano, tales como son: la autodenigración, la imitación y el sentimiento de inferioridad.
Decía Samuel Ramos en su libro:

He querido, desde hace tiempo, hacer comprender que el único punto de vista justo en México es pensar como mexicanos. Parecerá que esta es una afirmación trivial y perogrullesca. Pero en nuestro país hay que hacerla, porque con frecuencia pensamos como si fuéramos extranjeros, desde un punto de vista que no es el sitio en que espiritual y materialmente estamos colocados.

Es precisamente a partir de este momento, en el inicio del siglo XX, después del decreto del 24 de mayo de 1910, con la fundación de la Universidad Nacional de México, por el ministro de educación Justo Sierra y luego con José Vasconcelos, que se va a intentar cimentar la inteligencia mexicana. Después vendrán Manuel Gómez Morín quien fuera rector de la Universidad Nacional de México en 1933, Jesús Silva Herzog con su revista Cuadernos Americanos, Jorge Cuesta que indaga por el sentido de nuestra tradición en sus artículos, Daniel Cosio Villegas fundador del Fondo de Cultura Económica -que fue y sigue siendo una de las editoriales más importante del país y de Hispanoamérica, incluyendo EUA-, José Gaos el filosofo español exiliado en México y maestro de la joven inteligencia mexicana, Alfonso Reyes y su acercamiento a los griegos y romanos, el maestro Antonio Caso y sus jóvenes discípulos: Oswaldo Robles, Antonio Gómez Robledo, Eduardo García Maynes, Francisco Larroyo, Vicente Lombardo Toledano quienes seguirán esta tradición de la inteligencia mexicana.
Es verdad, han existido y existen en nuestro país, grandes hombres de ideas, aunque tampoco podemos negar que todos ellos se alimentaron fuertemente de las ideas occidentales, es decir, de los filósofos europeos. En nuestro país, gran parte de la gente vive de las ideas heredadas del clero español católico, y la otra pequeña minoría, vive también de la tradición liberal heredada del viejo continente.
¿Dónde esta la “inteligencia” mexicana?, ¿dónde esta la ciencia y la tecnología mexicana?

Hemos pensado muy poco por cuenta propia; todo o casi todo lo hemos visto y aprehendido en Europa y los Estados Unidos (El laberinto de la soledad, Octavio paz).


Es el caso que desde 1974, la inversión que destina México de su PIB, a la ciencia y la investigación solo ha aumentado 0.17%.
En 1974 se invertía el 0.23% y ahora en el 2009, se invierte el 0.4%, treinta y cinco años no ha sido suficientes para lograr el 1% de inversión. Somos un país de importadores de ciencia e ideas extranjeras.
Necesitamos ahora con este festejo del 15 de septiembre, dedicarnos a repensar nuestra condición de mexicanos.
Necesitamos empezar a formar una conciencia nacional, para crear nuestras propias ideas y nuestra propia ciencia.
Ojalá que como lo escribió ilusionadamente Octavio Paz, nuestro Nóbel de literatura, empezáramos por primera vez a ser en nuestra historia contemporáneos de todos los hombres, con el ejemplo que el mismo nos puso.
Que esta rememoración de nuestra independencia mexicana represente también un paso para nuestra independencia intelectual.

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