La voluntad y la fortuna (el libro de sus 80 años, el año en que tuve el privilegio de conocerlo)
LO RETRATO A SUS 80
¿Es el viento?
Sí; el de la región más transparente del aire.
¿Es el fuego?
También; el de Ixca Cienfuegos.
¿Es la tierra?
Es; pura terra nostra.
¿Es el mar?
Lo es; el de agua quemada.
¿Quién es?
Fuentes, Carlos. Es Carlos Fuentes, elemental.
B. Jacobs
«¿Has leído a Carlos Fuentes?», le pregunto a mi amigo el Gringo viejo. «Por supuesto ¾creo que es uno de los pocos escritores indispensables de Hispanoamérica
aún con vida en este siglo XXI, me contesta¾». Sonrió socarronamente: «¿Lo has leído
en español?» «No.» «Entonces no has leído a
Fuentes.»
Así,
plagiando al autor homenajeado en su
lacónico ensayo sobre Kafka, del libro En
esto creo, comienzo mi reflexión sobre su última novela: La voluntad y la fortuna.
Pregunto,
¿por qué leer la nueva novela de Carlos Fuentes? Contesto reseñando, con los
siguientes argumentos:
1o.- Porque ésta, su reciente obra literaria, alcanza
la altura de su ambición. Novela dividida en cuatro partes, un preludio y
epílogo; lugar donde cohabitan: la reflexión filosófica, el mundo fantástico y
la denuncia artística, características sui
géneris del autor, en toda su obra.
2o.- Porque este trabajo literario, quizá, sea el mejor
logrado de sus últimas creaciones; por su vehemencia narrativa, por lo prolijo de
los personajes, por la riqueza de los diálogos, por el humor y porque ofrece
varios niveles de lectura.
3o.- Porque el relato de la cabeza cortada
violentamente a machetazos, es el espejo atroz del México contemporáneo, donde
ya son demasiadas las muertes ocasionadas por el crimen organizado. El grito
silencioso del degollado Josué, “(…) hijo de padres desconocidos... el que todas
las mañanas despertó con un proyecto de vida negado (...)”; representa la
denuncia vuelta arte, ¾estética de
lo sombrío¾ en un país, que como bien diseño Leonel Sagahón en la portada del libro,
nos muestra a la patria mexicana como un lugar sombrío, donde sólo se puede
respirar ya, a través del oxígeno
artístico:
“Miro sin mirar. Tengo miedo de ser visto. No soy lo que se dice
“agradable” de ver. Soy la cabeza cortada número mil en lo que va del año en
México. Soy uno de los cincuenta decapitados de la semana, el séptimo del día
de hoy y el único durante las últimas tres horas y un cuarto.
El sol naciente se
refleja en mis ojos abiertos. Mi cabeza ha dejado de sangrar. Un líquido espeso
corre de la masa encefálica a la arena. Mis párpados ya nunca se cerrarán, como
si mis pensamientos siguieran empapando la tierra.
Aquí está mi cabeza
cortada, perdida como un coco a orillas del Océano Pacífico en la costa
mexicana de Guerrero”.
4o.- Porque con este exorcismo literario, Fuentes idóneamente demuestra que
la responsabilidad del escritor no es celebrar ni aplaudir, sino criticar,
criticar los males que padece la sociedad. Protesta pública donde la literatura
se vuelve esgrima para la luchar contra los males que aquejan a ésta.
5o.- Porque con ésta, su nueva narración, el laureado con el premio Cervantes, demuestra: ¾a los sepultureros de la novela¾ que el género novelístico está más vivo hoy,
que en ninguna otra época; al presentarnos Fuentes, una escritura fresca,
arriesgada, experimental y al mismo tiempo clásica.
6o.- Porque con el argumento bíblico de Caín y Abel, el autor retrata de
manera balzacniana la realidad de la política en nuestro país. Donde Josué y Jericó, dos amigos que se conocen en la secundaría, se convertirán,
cada uno por su lado, en las dos grandes fuerzas que buscan el control de la
nación. El desenlace es tan viejo pero a la vez tan nuevo por el tramado que
realiza Fuentes; que tristemente podemos afirmar con él, que Caín es el padre
de la política en nuestro país:
“¿No había sido este mi primer amigo? ¿No fue Jericó quien me dio la mano
en la escuela, defendiéndome de los cabrones montoneros? ¿No fue Jericó quien
me llevó a su apartamento cuando se derrumbó “la Casa de Usher” de la calle de
Berlín? ¿No fue él quien me arrimó a lecturas fundamentales? ¿No discutíamos
juntos con el padre Filopáter? ¿No nos conocimos desnudos bajo la ducha?”.
7o.- Porque con esta novela, Fuentes cierra su trilogía del México
contemporáneo magistralmente, aquella que empezó otrora con: Todas las familias felices, La silla del aguila y ahora La voluntad y la fortuna.
8o.- Porque con La voluntad y la fortuna,
Carlos Fuentes demuestra que por encima de sus yerros o aciertos a lo largo de
la vida, es ante todo un literato. Ha escrito más de una treintena de libros
sobre temas diversos como lo son: ensayo, cuento, novela, guión de cine,
libreto para ópera y dramaturgia. Sus obras se han traducido a varios idiomas y
también ha sido acreedor de reconocimientos importantes. La obra de Fuentes ha
construido parte de de la mejor literatura mexicana del siglo XX.
9o.- Porque si alguna vez leyeron algo de su obra ¾digamos Aura,
aquella minimalista novela perfecta¾ y los cautivó, ahora con La
voluntad y la fortuna, podrán encontrar también todas esas cualidades
estético-literarias que han hecho de Fuentes, un imprescindible de la literatura
en lengua española. Si por el lado contrario, aún no han leído ninguna de sus
obras, ésta puede ser un buen comienzo. Novela de iniciación ¾emparentada con su hermana Las buenas conciencias¾ donde dos jóvenes amigos egresados de una
escuela católica en la ciudad de México, protagonizan un duro transitar lleno
de peripecias, descubrimientos y riesgos hacía los territorios de la política
nacional. Josué y Jericó inician este viaje siendo
alegóricamente Castor y Pólux, los hijos de Júpiter y Leda, para
después separar sus caminos diametralmente. El escenario que da cimiento a esta
historia es la capital del país que es gobernada por un bilateral poder
absoluto, uno lo encarna el presidente Valentín
Pedro Carrera y el otro, el magnate Max
Monroy que ejerce el poder “…donde se puede”, aliados o enemigos según sea
su conveniencia. Josué y Jericó, dos amigos inseparables
terminarán parafraseando con su historia a Maquiavelo, que decía: el estadista
necesita voluntad, fortuna y obedecer a la necesidad.
10o.- Porque «leer La voluntad y la fortuna
de Carlos Fuentes, es ejercitarse en el idioma español»
¿Es Josué y Jericó?
Sí; la tragedia mexicana reescrita de Caín y Abel: la voluntad y la fortuna.
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