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viernes, 20 de abril de 2012

Alan Sokal y la crítica a la posmodernidad y el relativismo


El profesor de Física de la Universidad de Nueva York y de Matemáticas en el University College de Londres, Alan Sokal, perpetró en 1996 una de las bromas más ingeniosas y punzantes en la revista: “Social Text”. “Social Text” es una reputada publicación de humanidades. Una publicación en la que participan intelectuales de alta talla. Que es leída por intelectuales, docentes, estudiantes y gente que intelectualmente está muy motivada. Sin embargo, Sokal logró colarles un artículo largo, denso y, en apariencia, muy erudito que, en realidad, era una sarta de tonterías sin sentido, lleno de ignorancia científica y de argumentación ilógica. El artículo fue alabado por muchos intelectuales. Obviamente, todos ellos, y también los responsables de “Social Text”, usaron sus palabras más gruesas para criticar el proceder de Sokal. Pero Sokal sólo pretendía evidenciar que entre las disciplinas de humanidades hay mucho pomposo que habla raro para fingir que piensa inteligentemente y, además, tiene la deshonestidad de introducir conceptos científicos (la mecánica cuántica es el favorito) sin tener la menor idea de lo que está diciendo. Sokal también dedicó un libro entero a evidenciar muchos de estos signos en textos de autores consagrados como Lacan: “Imposturas intelectuales”. Sokal cuenta en su libro todas las trampas que empleó; y además se dedica a destronar a una nueva colección de intelectuales aparentemente eruditos. También dedica un buen puñado de páginas a aclararnos qué demonios es la Verdad, la verdad, la objetividad, el método científico y demás. Cuando la gente afirma cosas como que la ciencia no puede explicarlo todo, que la ciencia dirá eso pero yo opino lo otro, que la ciencia no es la única verdad, que la verdad no es objetiva, que todo se puede discutir o es subjetivo y demás lugares comunes (generalmente de bar o de facultad de humanidades), generalmente la gente pone de manifiesto un cacao mental epistemológico que difícilmente puede aclararse. Sokal también argumenta lo pernicioso que resulta (sobre todo a nivel político) que crezca la idea del relativismo cultural o posmoderno del “todo vale”. No sólo porque no es así, sino porque resulta de todo punto irresponsable dar pábulo al pensamiento desiderativo, la superstición y la demagogia por encima de la evidencia, la lógica y la argumentación.

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