No hay ensayo más
breve que un aforismo.
Gabriel Zaid
En gustos literarios cada lector
tiene su ideal. La perfección estilística se ha logrado con obras monumentales
como con obras breves. Hay quienes prefieren las descripciones cuidadosas de
Marcel Proust, o la brevedad del mexicano Juan José Arreola.
En
literatura pueden existir árboles frondosos como La guerra y la Paz
de Tolstoi, así como también bonsáis como El
llano en llamas de Juan Rulfo.
La
brevedad en la literatura es una de sus cualidades máximas. Lograr la perfección
de la página es una de las características que han buscado los literatos de
todas las épocas. Pero ¿qué es el aforismo? Literatura o filosofía. La Real Academia de la Lengua Española (RAE) lo define
como: Sentencia
breve y doctrinal que se propone como regla en alguna ciencia o arte. Del lat. aphorismus, y este del gr. ἀφορισμός. Aun así,
el aforismo aunque tiene descendencia de la reflexión su gen que predomina es el literario.
No basta con ser un pensamiento profundo, tiene que estar vestido con una
forma bella. El aforismo es mitad filosofía, mitad literatura. Frases bellas
que contienen reflexiones profundas. El aforismo no deviene de la verdad científica
sino de la sabiduría que da la vida misma al hombre atento. El aforismo es el
primo lejano del refrán. Mientras que el refrán puede ser burlón, el aforismo
es irónico, mientras que el refrán es popular, el aforismo tiende a la alta
cultura.
Quizá uno de los grandes iniciadores del aforismo ¾que no el mejor¾ halla
sido el alemán George Christoph Lichtenberg. Lichtenberg como mejor se le
conoce nació en 1742, en una aldea descalza de Alemania. Se intereso por las matemáticas
y la física, y dedico sus horas muertas al estudio de la astronomía. Cuando
visito Londres se familiarizo con Shakespeare y el sistema parlamentario. En
1755 sus colegas lo nombraron profesor de la Universidad de
Gotinga. Mientras editaba y escribía el Almanaque
de Gotinga, a la par iba llenando cuadernos donde consignaba reflexiones,
ideas truncas y sueltas, frases de tamaño pequeño, que intentaban concentrar
una gama dispersa de intereses.
Esos fragmentos
literarios llamados aforismos salieron a la luz una vez que Lichtenberg falleció.
Aquí una breve selección de los
aforismo de George Christoph Lichtenberg que no fue hasta 1971 que se conoció
su obra completa de todos sus cuadernos:
YA no se queman brujas, pero siempre es posible quemar una carta que dice
alguna verdad incómoda.
PARA esa dama la virtud parece consistir en arrepentirse de los errores,
más que en evitarlos.
LAS teorías de ciertos innovadores todavía no se oponen a la realidad,
pero es de temer que llegará el día en que la realidad se opondrá a ellas.
UN exceso de lectura provoca efectos malignos: desgasta el sentido de las
palabras, de modo que los pensamientos expresados comienzan a volverse dudosos,
como si la expresión le quedara a la idea como una prenda holgada.
SÓLO
poseía una cosa viril, pero la decencia no le
permitía mostrarla.
UN libro es una especie de espejo; cuando un mono se mira en él, no
contempla la imagen de un apóstol.
DESPUÉS de sostener una Guerra de Treinta Años consigo mismo, al fin logró
concertar un armisticio. Pero el tiempo estaba perdido.
UNA de las hermanas tomó los hábitos y la otra la bragueta.
ERRAR es humano en todos los sentidos: los animales casi nunca se equivocan,
salvo los más inteligentes de ellos.
SE dice que cada vez que escribe una de sus críticas tiene las más
fuertes erecciones.
EL pensamiento lo había penetrado y trabajaba sin cesar su conciencia como
un reloj letal: no se hacía notar de día, en medio de la agitación de los negocios
y de la vida cotidiana, pero en el silencio de la noche, toda su alma lo escuchaba.
AL honorable público: aunque fuéramos lo que imaginas, tu manera de
comportarte sería excesivamente ofensiva. Y aunque tú fueras lo que debieras
ser, nuestra estima por ti sería excesivamente grande. Qué desequilibrios.
EL sabio auténtico y sano es el hombre para quien el hábito de la
reflexión no se ha convertido en una enfermedad.
SE dice que los niños y los locos dicen la verdad. Es digno de destacar
el hecho de que todo hombre que posea cierta tendencia a la sátira tiene
siempre algo de los dos.
EL perro es el animal más vigilante, pero se pasa todo el día durmiendo.
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